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lunes, 14 de noviembre de 2016

Claro que sí: unidos se puede

Desde hace meses, los medios de comunicación hablan de crisis en Podemos, de dos opciones que batallan por el control del partido, los pablistas y los errejonistas. Los primeros radicales, rupturistas y callejeros. Los segundos moderados, dialogantes y posibilistas.
No se enteran. Acostumbrados a explicar la realidad política del país con las herramientas del régimen del 78, no entienden la irrupción de un nuevo partido que ha roto con fórmulas caducas y que busca otra forma de organizar la acción social y la participación activa de la gente que cree que otro mundo es posible. Por eso no entendieron que, en su momento, Pablo Iglesias sustituyera a su secretario de organización, Sergio Pascual, por Pablo Echenique, alguien que había competido contra él por la secretaría general. Por eso no entienden que los anticapitalistas sean ahora aliados. Por eso no entienden que, acabadas las votaciones pertinentes, todos sigan unidos con un mismo rumbo: el fin de las políticas neoliberales que han aniquilado el estado de bienestar.
Claro que hay crisis en Podemos pero una crisis de crecimiento y de identidad. Hay que seguir robusteciendo un partido muy joven que se ha visto desbordado por el éxito y que necesita tener muy claros sus objetivos y su estrategia. En un futuro no muy lejano estará gobernando en España y no será a cualquier precio. No vale todo. El fin no justifica los medios. Había que correr pero ahora se impone la reflexión, el debate sosegado, atarse los cordones.

Y en ese debate, un tema esencial es el de su identidad. Definir quiénes somos una vez que se tiene claro lo que queremos. En muchas comunidades del Estado los militantes y simpatizantes discuten con vehemencia y articulan plataformas y grupos de opinión en los círculos, en asambleas, en tertulias, en reuniones a menudo extenuantes y conflictivas para acabar votando sobre diversas y a veces variopintas cuestiones y también eligiendo a los que nos representarán en los distintos órganos del partido y de las instituciones. Porque hay mecanismos de participación directa pero también delegación, representación. Como decía hace poco un médico que luchó en la marea verde por el derecho de los ciudadanos a una sanidad digna, no se puede estar las veinticuatro horas en las trincheras. La vida de cada uno tiene sus prioridades. Y es así con todos los trabajadores, con todos los sujetos de la sociedad. Hay que canalizar la indignación y la rabia a través de estructuras que nos permitan cambiar las cosas. Y eso es Podemos. Una herramienta de empoderamiento ciudadano. Una plataforma desde la que se pueda articular un cambio político y social que vaya de lo local a lo global. De nuestro pueblo al mundo entero (lo dice Owen, ¿no?). Y debe ser una plataforma plural, sin maniqueísmos baratos, abierta a todos los que quieran embarcarse en un viaje en el que no hay que vestirse necesariamente con el mismo traje.

Lo que ocurre en estos momentos en Canarias puede servirnos de faro, de guía para no caer en los viejos comportamientos de los partidos antiguos, para no ser casta de la de siempre, casposa, resentida, autoritaria y temerosa de la participación de todos en el proceso. La prisa puede justificar movimientos coyunturales que se aceptan disciplinadamente por mor de ganar unas elecciones, de alcanzar unos resultados espectaculares cuando todo está todavía a medio hacer.

Pero cuando pasa la ola hay que volver a repensar y cuestionar lo hecho para enderezar el rumbo y no equivocar el paso. En las islas se hicieron muchas cosas deprisa y corriendo y por eso nos encontramos ahora con el paso cambiado y con dirigentes que desbarran y se aferran a su idea de partido que no coincide, necesariamente, con la idea que tiene la mayor parte de la militancia y de los simpatizantes que constituyen el haber más valioso de la organización.

Desde el principio Podemos ha sido una plataforma plural en la que se admite la doble militancia y en la que han entrado diferentes organizaciones a las que no se les ha exigido ni su desaparición, ni su disolución ni mucho menos su inclusión en la organización "madre". Así ha sido con los anticapitalistas, con los compañeros de Equo, con IU, con otros colectivos socialistas, comunistas, ecologistas, animalistas o feministas y, aquí en Canarias, con Sí se puede. Juntos pero no revueltos. Y la experiencia nos dice que esa es la fórmulación más adecuada para articular un cambio en el que participen el mayor número de personas, cada uno desde su particular forma de entender las cosas. No se trata de crear un Podemos sucursalista en Canarias, que siga las directrices de la dirección nacional, sino de trabajar con todos los colectivos que desde hace años llevan luchando por cambiar el futuro de las islas. Desde su particular atalaya, sí; desde visiones a veces contrapuestas y contradictorias, sí; desde el disenso y la confrontación, sí; se puede. Pero siempre unidos frente a las fuerzas conservadoras.

En las elecciones municipales se intentó en Santa Cruz y no se logró. Muchos nos sorprendimos y escandalizamos al conocer que en la capital de la provincia competían dos listas hermanas, la de Sí se puede y la de Podemos, además de la de IUC. Los resultados fueron contundentes y muy significativos. La marca Podemos en Santa Cruz no consiguió representación alguna frente a los excelentes resultados de las dos formaciones históricas de la izquierda.

En La Laguna las cosas fueron radicalmente distintas. El éxito de Unid@s se puede es incuestionable y, si no se está gobernando en Aguere, es por la deriva de un partido socialista que no se merecen sus militantes. Es hora de articular un cambio tendiendo la mano al socialismo de verdad con el que se pueden entender las fuerzas del cambio. Es lo que piensa hacer Iceta con el socialismo catalán.

Pero para llevar adelante todo esto es preciso renovar los órganos de dirección de Podemos en Canarias. No es prudente ni conveniente para el futuro que en la secretaría general se encuentre una persona que afirma que la doble militancia es un problema y que considera peligroso que Sí se puede se consolide en todo el archipiélago en vez de integrarse (disolverse) en Podemos.

No se puede hablar de mentiras, de insidias y de guerras. Hay que sumar. No hay que tener miedo al crecimiento de una organización que lleva años trabajando por el progreso del archipiélago y que, al menos en Tenerife, ha sido la base y el sustento de Podemos y su éxito electoral.

viernes, 24 de junio de 2016

No motto, we are British

Bye, bye, EU !!
Hay una anécdota acerca del carácter excéntrico de los británicos que puede ayudarnos a entender qué es lo que está pasando en el Reino Unido y en el resto de la mal llamada Unión Europea. Cuentan que durante el mandato de Gordon Brown, el gobierno laborista trató de encontrar un lema o consigna (motto) que representase a los hijos de la Gran Bretaña, al estilo del conocido eslogan Libertad, igualdad y fraternidad de los franceses. Fueron encuestados los británicos y ganó No motto, we are British.

A lo largo de su historia, los ingleses han defendido su independencia y la singularidad de sus características nacionales con enorme brío y pertinaz persistencia. Han mantenido sus costumbres y su peculiar manera de ser por encima de consideraciones pragmáticas, sin esconder las diferencias entre las islas y el continente. Un ejemplo clásico de todo esto es el libro humorístico de Georges Mikes, How to be an Alien, publicado por primera vez en el ya lejano otoño de 1946, en el que retrataba con gracia e ironía la compleja personalidad del pueblo británico de entonces. Antológico es el capítulo dedicado a la actividad sexual:

SEX
Continental people have sex life; the English have hot-water bottles.

Más allá de tópicos y acusaciones de racismo y xenofobia a los votantes del Brexit, deberíamos aplaudir la voluntad democrática de la sociedad británica, sus frecuentes consultas a los ciudadanos (nada que ver con lo que ocurre en España) y el respeto con los resultados.
Es cierto que muchos votantes del exit lo hicieron por miedo a los cambios que ha provocado la globalización y que su muy surrealista y particular participación en la comunidad europea sin entrar en la zona euro, además de otras excepcionalidades concedidas a Cameron, no sirvieron para atajar la sangría.

La pérdida de soberanía nacional, los gastos comunitarios solidarios, la llegada de emigrantes y refugiados y un largo etcétera pueden ayudarnos a entender la salida por la que se han inclinado. Pero hay más. Otra Europa es posible y los ciudadanos británicos no han hecho más que certificar la muerte de una forma de entender la unidad europea que ha servido, entre otras cosas, para exacerbar los sentimientos nacionales y fortalecer a los partidos derechistas y xenófobos.
No hay que culpar a los ingleses del fracaso de las políticas comunitarias. El mal gobierno de Bruselas, el escaso poder del Parlamento Europeo y el sistema de cuotas de la Comisión -que son los que verdaderamente cortan el bacalao- tienen mucho que decir en este espinoso asunto.
La solución tiene que venir desde Europa, 

¡Más Europa, más madera! 
Nos quedan dos años para renovar desde sus cimientos esta vieja, lenta y paquidérmica Unión Europea que hace aguas; porque no se trata solo de robustecer la unión monetaria que avanza a trancas y barrancas, sino de reconstruir y fortalecer con ideas y propuestas novedosas una unión política de valores y decencia que nos seduzca, que vuelva a hacer atractivo un proyecto que no solo rechazan los excéntricos británicos -ellos han sido los primeros- sino muchos continentales de buena fe que quieren vivir en una Europa de los pueblos, plural, justa, solidaria, orgullosa de defender los valores que un día fueron el lema de los franceses y hoy lo son de toda Europa y del mundo: libertad, igualdad y fraternidad. Viejas recetas para unos nuevos tiempos en los que parece que hemos perdido el norte.

jueves, 18 de junio de 2015

Los signos de la nueva política

El mundo idílico del PSOE en 1979
Cuenta Antonio Muñoz Molina en su clarividente ensayo de 2013, Todo lo que era sólido, que lo primero que hizo el primer alcalde democrático de su pueblo, en 1979, fue retirar el crucifijo de su despacho y no participar en las procesiones, en cumplimiento de la separación entre la Iglesia y el Estado. Era un viejo militante socialista, austero, laico y republicano, que iba caminando todos los días al ayuntamiento (¿les suena?) y que, tras cumplir sus cuatro años de mandato, no volvió a presentarse a las elecciones. Parecía que los tiempos estaban cambiando, parecía que el mundo idílico que predicaba el PSOE y que dibujaba en su propaganda un gran ilustrador de entonces, José Ramón Sánchez, había llegado (véase El cartel político en tiempos de cambio). Por desgracia, el nuevo alcalde de Úbeda, joven y también socialista, no tardó en restaurar los comportamientos del pasado. La pompa y el boato hueco volvieron. Y lo mismo hicieron muchos otros políticos:

Desde muy pronto mostraron predilección por los simulacros; por las solemnidades, los protocolos, los acontecimientos, las conmemoraciones, las procesiones, las festividades, los organismos que consistían sobre todo en un nombre y un logotipo, los eslóganes publicitarios, las campañas de imagen: o esa entelequia que comenzó a llamarse la comunicación. 
(Muñoz Molina, 2013: 49)

La expresión del poder ha ido acompañada siempre de complejos sistemas semióticos en los que se expresa con nitidez la madurez democrática de las sociedades en las que ese poder se ejerce (véase Los discursos del poder). En aquellos años eufóricos e ingenuos de la transición, muchos pensábamos que los escenarios de cartón piedra sobre los que construyó el régimen franquista su infraestructura kafkiana, burdas imitaciones del modelo italo-alemán, caerían como un castillo de naipes. Craso error. Las nuevas generaciones políticas, los cachorros del poder, convirtieron en una frustrante pantomima el escenario reformista que se construyó a base de sacrificios, olvidos y concesiones de todo tipo en pro de la paz y la concordia. Y así nos fue...

Voces críticas escandalizadas y estupefactas salpican los medios de comunicación a cuenta del comportamiento de algunos ediles díscolos que rompen el protocolo y se atreven a cambiar los usos y las formas implantadas en los consistorios que ahora se renuevan. Sin embargo, no parece que esta circunstancia sea la preocupación prioritaria de los españoles. Ni que una alcaldesa gallega sustituya el retrato de Felipe VI que presidía su despacho por uno de Castelao. Como tampoco que la portavoz del ayuntamiento madrileño sea cuestionada porque en su etapa estudiantil irrumpiera en la capilla católica que existe en la Complutense o que la mismísima Manuela Carmena equipare la Fiesta del Orgullo con la de San Isidro. A estas alturas estamos todos curados de escándalos y espantos.

No tiene menos autoridad el alcalde que recoge su bastón de mando en mangas de camisa o en pantalones vaqueros. El ciudadano se detiene en otras cosas. Espera un cambio tangible que se aprecie en su existencia cotidiana. Para eso se necesita tiempo. Al menos ese margen de cien días que suele establecerse. Hasta ahora hemos visto gestos, signos que anticipan un terremoto mucho más profundo. Ahí reside el miedo de los voceros de la caverna, de aquellos que no quieren que cambie el sistema, que le muevan los cimientos, el sillón.

El hábito del poder (Bokassa)
Cambia la expresión del poder popular. Su significante y su significado en un contexto social que tiene poco que ver con el de la transición. Y, sobre todo, cambia su sentido o, mejor dicho, tiene ahora un sentido del que carecía. No se trata de abandonar las ceremonias, los símbolos, sino de crear nuevas fórmulas de relación directa entre la sociedad y sus representantes. Empezando por lo evidente; los crucifijos y los juramentos ante Dios deben ocupar el espacio que les corresponde: en las iglesias. 

Durante mi vida universitaria, mi padre me decía que el hábito no hace al monje pero ayuda. No seguí su consejo (otros sí) y continué algunos años con mis melenas. Y no me fue mal.

Hoy parece que se trata de elegir entre seguir vistiendo el hábito que hemos usado hasta ahora o colgarlo para siempre en la percha de la historia para buscar otros ropajes algo más laicos que no oculten las verdaderas intenciones del representante que hayamos elegido, sea el susodicho un socialdemócrata de izquierdas, un liberal conservador de derechas o un terrible radical bolivariano con coleta.


viernes, 29 de mayo de 2015

Los pactos en cascada, resabios de la vieja política

Después del toque de atención de la ciudadanía el pasado 24 de mayo, muchos de los que han estado gestionando la cosa pública hasta ahora como si se tratase de una finca particular continúan aferrándose al sillón y,  aunque afirmen con la boca pequeña que han entendido el mensaje, siguen erre que erre cambiando cromos como chiquillos chicos.

Un ejemplo sintómatico de todo esto son los llamados pactos en cascada o pactos por la gobernabilidad, o pactos generalistas que, con la excusa de la estabilidad, buscan establecer condiciones generales en una comunidad autónoma o en el país al completo para repartirse el pastel. Y lo defienden sin parpadear, sin darse cuenta de que son fórmulas anquilosadas, viejas, miopes y miserables. Son actitudes de la vieja política, de la casta, sí; vicios o malas costumbres, como dice el diccionario, que se adquieren y provocan un regusto desagradable, una extenuante amargura moral.

Efectos secundarios de la prepotencia
En este sentido pueden interpretarse las sorprendentes declaraciones del sr. Ruano, uno de los supuestos negociadores -si a eso se le llama negociar- del ¿nacionalismo? de cartón piedra que vende Coalición: "No podemos tolerar agresiones, y mucho menos en La Laguna." Y concluye: "(...) si no se dan las condiciones para cogobernar juntos, [habrá que] permitir gobiernos en minoría allí donde sea necesario, con apoyos desde fuera" y dejar la Alcaldía a la fuerza más votada, sea del PSOE o de CC. “Lo que no puede haber son agresiones”.

Dejando a un lado su prepotente actitud que tan bien lo retrata, lo que traslucen sus palabras es su decidida apuesta por mantener la estrategia de la casta, los viejos comportamientos caciquiles que buscan repartirse cargos y prebendas con sueldos desorbitados y despachos desde donde se gestiona la impúdica mordida gracias a las comisiones bajo la mesa.

No mezclemos los escenarios. Cada administración, cada gobierno, autonómico, insular y local, tiene su lógica particular y en su momento a nadie le extrañó que en La Palma los socialistas pactaran con los peperos para desalojar a Coalición del poder municipal porque en aquel momento los gestores del caciquismo eran ellos.

Y no parece descabellado que en La Laguna pueda configurarse un gobierno progresista de unidad popular coordinado por Unid@s se Puede para desalojar del poder a unos personajes que llevan 22 años gobernando el consistorio con resultados catastróficos: impuestos desorbitados, un PGOU que desprecia la opinión del vecino afectado, el destrozo del Patrimonio con nuevas edificaciones estéticamente detestables y penosas restauraciones de inmuebles históricos ruinosos, amiguismos varios, así como un largo etcétera que harían interminable este comentario.
Javier Abreu nunca ha sido santo de mi devoción pero en este asunto ha sido claro y contundente: "El señor Ruano que se meta en lo suyo. Que resuelva los problemas del Gobierno de Canarias, que los cabildos y los ayuntamientos resolverán los suyos."



Solo falta esperar a la respuesta de sus mayores. No sé si será José Miguel Pérez o Patricia Hernández porque el PSOE arrastra desde hace tiempo una peligrosa bicefalia que se suma a los problemas endémicos que padece el partido de los trabajadores (!). Me temo que seguirá prevaleciendo el tradicional conchabeo entre una clase política prepotente y añosa que sigue sin enterarse de que a todo cerdo le llega su San Martín, como le soltó la ex novia al melifluo y jablantín sr. Monago.

jueves, 18 de diciembre de 2014

De la casta universitaria y otras malas hierbas

José Hernández Miserere IV 1984.

Todos somos corruptos. 

Ese es el mensaje que va calando en el país. En esa línea de pensamiento (?) se encuentra la Secretaria General del PP, Mª Dolores de Cospedal, que en unas declaraciones a la COPE, el pasado lunes, 15 de diciembre, afirmaba:

La corrupción no es patrimonio de nadie, es patrimonio de todos y la misma corrupción que puede haber en un partido político la puede haber en toda la sociedad.

¡Claro que sí! Y la crisis la trajimos nosotros. Nosotros somos los culpables.
Parece que la táctica consiste en manchar a todo el mundo, en hablar de una enfermedad social que ha contagiado a todo el espectro ciudadano; incluso se habla de un rasgo de nuestro carácter sureño, acostumbrado al caciquismo y la corruptela que sistemáticamente han practicado los poderes públicos y privados en España. 
Se diría que todo esto forma parte de una campaña bien orquestada del sálvese quien pueda que consistiría en crear un estado de opinión que acepte con fatalismo el castigo que nos merecemos por nuestros pecados capitalistas (gastamos más de lo que podíamos, vivimos por encima de nuestras posibilidades, nos embarcamos en préstamos e hipotecas sin previsión ni tino, etc, etc.). 
Si el fenómeno se extiende a todos los estamentos de la sociedad,  la indignación del pueblo se diluye y los presuntos culpables escapan de la justicia por una supuesta responsabilidad colectiva que los libra a ellos de la quema.
Y otra consecuencia de este planteamiento es que la tan traída y llevada casta es, también, patrimonio de todos. Tertulianos de verbo fácil y sesudos comentaristas de chicha y nabo vierten castizas opiniones y juicios volanderos en los que el manido concepto ya no se reduce a la esfera política. Aparecen, como setas emponzoñadas, nuevos grupos salpicados por el estigma y se habla de casta empresarial, casta judicial, casta deportiva y, por supuesto, casta universitaria, a la que pertenecerían, entre otros personajes, el coletas y sus acólitos. 
José Hernández Bacanal IV 1975
Me resulta particularmente sangrante la injusta atribución a la universidad española ya que formo parte de ese colectivo desde hace muchos años y creo que sé de lo que hablo. Porque no se trata ahora de analizar las profundas y graves carencias que tiene nuestro sistema de enseñanza, ni de los problemas que afronta día a día la comunidad universitaria en la búsqueda de la necesaria y ansiada calidad. Hasta podemos encontrarnos con casos espectaculares, como el supuesto uso de las llamadas tarjetas black en la Universidad de Cádiz. 
Hay que cambiar muchas cosas, es cierto, pero de ahí a calificarnos de casta va un abismo. Entre otras cosas porque en la Universidad no hay dinero, no hay negocio, no se puede especular con la investigación y la docencia, aunque nos quieran convertir en una institución cuasi empresarial, ligada estrechamente al mercado de trabajo.
Hace unos días, en una tertulia de Radio Nacional de España, se hablaba de la Ley de Transparencia. No sé el cómo ni el porqué pero a los pocos minutos (véase ms. 16 a 18 del podcast) se estaba pontificando de la casta universitaria y sus pecados: la endogamia, el amiguismo, el nepotismo, la oscuridad en los procesos de selección del profesorado y otras pautas tan españolas, como decía uno de los expertos(?) allí invitados. Parece que los asuntos universitarios los manejan distintas familias que protegen a hijos, primos o cuñados. Es que hay que colocar al muchacho, afirmaba otro de los contertulios. Necesitas al menos cuatro padrinos que te valorarán las oposiciones, añadía un tercero. Porque, según su docta opinión, las plazas que se ofertan son de perfiles tan específicos que ya están dadas (a fulanito o a menganito).
Como decíamos más arriba, las cosas en la universidad no van bien y hay mucho que cambiar pero cuando se mezclan verdades, con medias verdades y con mentiras descaradas el resultado es desolador.
No se trata de casta sino de élite universitaria. De élite, claro está, en el buen sentido de la palabra. La universidad debe ser elitista por definición porque lo que se busca es la excelencia, la calidad, tanto en el ámbito de la docencia como en el de la investigación y en la administración de los servicios. Y eso es lo que molesta a los mediocres que han escalado en la pirámide social gracias, precisamente, a todo lo que critican y que ellos achacan al odiado/deseado mundo universitario que está fuera de su alcance.

jueves, 7 de junio de 2012

Europa y el ángel exterminador

Europa de noche

Los responsables (?) del gobierno(?) europeo siguen de reunión en reunión con una falta de voluntad escandalosa. El escenario político y económico del Viejo Continente se degrada día a día, con la rapidez que imponen los mercados mundiales, que son los que mandan de verdad, entidades opacas que nunca se han sentido condicionadas por unos votos que no necesitan porque a sus responsables no los ha elegido nadie o por una conciencia cívica y moral de la que carecen. ¡Hasta ahí podríamos llegar en nuestras exigencias los atónitos ciudadanos que asistimos perplejos a esta feria de las vanidades!
Europa de día
La respuesta europea (si es que la hay) llegará un día de estos, quizás en unas semanas o tal vez dentro de unos meses, cuando sea ya demasiado tarde. Los movimientos son lentos, paquidérmicos, sin ritmo, dictados por las circunstancias inmediatas. Improvisación, falta de planificación, ceguera galopante es lo que parece dirigir los erráticos pasos de las instituciones europeas.
Parece que estamos condenados a repetir hasta la eternidad, como un castigo de los dioses, el extraño comportamiento de los protagonistas de El ángel exterminador de Buñuel. 
Después de la cena opípara que todos degustamos en los últimos veinte años gracias a los fondos europeos, advertimos que no podemos salir de la lujosa vivienda en la que nos habíamos instalado. No hay nada que nos impida dar el primer paso pero nuestros dirigentes están afectados por una extraña parálisis. Pasan los días y empiezan a sonar las alarmas, hay mucha gente que sufre de escasez, la enfermedad se extiende, la basura política y mediática se acumula, se va perdiendo la urbanidad, no hay cordialidad. (Amanecer Dorado ataca de nuevo). Estamos a punto de acabar como unos salvajes. Lo dicho, como los personajes de Buñuel, 

viernes, 15 de julio de 2011

Europa pusilánime

No tienen arreglo. Eso de la Unión Europea lo debían haber dejado para dentro de unos lustros. ¿Unión...? Europa es un mito, una entelequia y un mercado. Pero un mercado que unificó el euro y fragmentó la Comisión, que es ese club en el que se reúnen los jefes de cada estado para ver si es posible llegar a un acuerdo, un pacto, un remiendo que siga retrasando lo que es ya inevitable. El fracaso del Tratado de Lisboa, fracaso de todos los que no han podido entender que hasta que no seamos una sola voz y no sólo una moneda no habrá nada que hacer y seguiremos sufriendo la crisis los de siempre.

Los líderes europeos son incapaces de ponerse de acuerdo porque ninguno de ellos cree en una Europa unida. Creen, como mucho, en su país, en su puesto de mando, en su poder provinciano, chiquito y miope. No acaban de entender que la respuesta o es global o no será. Es una ceguera absurda, obstinada, suicida... No es posible que mentes tan preclaras no sean conscientes de que a la globalización económica sólo puede contestársele con políticas globales, con reformas profundas que limpien el camino enquistado hacia la auténtica ciudadanía europea.

Tenemos que usar los instrumentos de los que se ha dotado Europa para evitar el desastre que unos políticos medrosos y pusilánimes no son capaces de atajar con la suficiente contundencia, con valentía y altura de miras. Cada uno de ellos debe pensar menos en el electorado de su país y más en lo que de verdad interesa al planeta. Europa está en horas bajas, sí, pero sigue siendo un laboratorio abierto y plural en el que ensayar los nuevos procedimientos democráticos que demanda el siglo XXI. No esperemos más.


Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y el Estado de Derecho. Al instituir la ciudadanía de la Unión y crear un espacio de libertad, seguridad y justicia, sitúa a la persona en el centro de su actuación.
Preámbulo
CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UNIÓN EUROPEA

jueves, 26 de mayo de 2011

La izquierda alternativa canaria después de las elecciones


 Tras los resultados electorales en Canarias, conviene estudiar con detenimiento el paisaje ideológico alternativo en el que se han producido movimientos esperanzadores en los últimos cuatro años. 

El trabajo continuado de Sí se Puede ASSPPT ha tenido su respuesta en las urnas. Es un paso más. El objetivo no son las elecciones sino cambiar los hábitos sociales, apostando por otra forma de participación política del ciudadano en los asuntos públicos: democracia directa, asamblearia, democracia real. Ahora habrá que llevar estos objetivos a las administraciones en las que se ha conseguido representación. Y, al mismo tiempo, hay que seguir creando nuevos espacios de acción ecoprogresista en toda la isla.

El otro polo alternativo que ha conseguido una notable respuesta en el electorado es la coalición Por Tenerife XTF, integrada por Izquierda Unida Canaria, Socialistas por Tenerife y Los Verdes. De hecho, se han colocado como la cuarta fuerza política en número de votos en Tenerife. XTF se creó tres meses antes de las elecciones pero sus dirigentes no quieren que la unión se limite a la contienda electoral. Ya han declarado que su apuesta es de largo recorrido y creen que sería estratégicamente positivo establecer lazos con Sí se Puede. Esa propuesta de colaboración, unión o coalición se podría ensayar en las próximas elecciones generales.

El futuro de la izquierda alternativa en Canarias se clarificará en los meses que vienen. Los objetivos están claros y me parece que en ese aspecto no habrá problemas de entendimiento. En lo que existen diferencias es en la estrategia y los métodos que se deben ensayar. Un ejemplo claro es lo ocurrido en estas elecciones.

Sí se Puede ha basado su éxito en el trabajo en la calle, en los barrios, en la atención a la diversidad social y el trabajo colaborativo con plataformas independientes, ecologistas, vecinales, etc. Todo esto coordinado desde las asambleas en las que se deciden los objetivos, los procedimientos de trabajo, los programas de cada pueblo, de cada ciudad, de cada barrio. 
 
La campaña electoral de XTF se centró en la imagen de Santiago Pérez (de hecho, fue el número 1 en las listas de dos instituciones, el Ayuntamiento de La Laguna y el Parlamento de Canarias). El logo de IUC desapareció de los sobres de propaganda electoral donde sí aparecía el de Nueva Canarias, el socio más cuestionado por las bases de izquierda que se justificó por la injusta ley electoral que padecemos. El candidato de IU fue en las listas al Cabildo, donde estuvo a punto de alcanzar representación pero finalmente quedó fuera, como el candidato de Sí se Puede. 
 
Lo que queda claro de todo esto es que hay que aunar esfuerzos para que la colaboración entre los dos grupos se consolide. Pero no a costa de cualquier cosa. No se trata de establecer coaliciones electorales sino ensayar nuevas formas de acción política. Hay mucho que hablar y mucho que planificar. En lo que no se debe caer es en la descalificación gratuita y la crítica personalista. El futuro nos mostrará el camino y determinará la magnitud del experimento. Tiempo al tiempo.

lunes, 23 de mayo de 2011

El triunfo del socialismo canario

Rodríguez Fraga celebra su triunfo en Adeje *



Se les ve en las caras, los socialistas canarios han recibido los resultados de las elecciones autonómicas con vergonzante alegría. En los últimos meses han estado trabajando intensamente para debilitar al partido, dejarlo hecho unos zorros y así lograr el triunfo de la alternativa posibilista. Desde luego, están mucho más animados que con la victoria de Juan Fernando hace cuatro años. Mejor 15 que 27 si de lo que se trata es de pisar las alfombras del poder (o arrastrarse sobre ellas). La legislatura pasada se quedaron viendo los toros desde la barrera y ahora va a ser distinto, muy distinto pero para que todo siga igual en esta desgraciada comunidad canaria que no se merece el sistema electoral que sufre ni la catadura moral de muchos de sus políticos. La fórmula es sencilla, clara, meridiana: le doy a Paulino mis votos, el me los da en Gran Canaria para Carolina, yo le doy la absoluta a Bermúdez en Santa Cruz y así hasta el infinito... Lo que sea con tal de volver a entrar a un despacho o que te lleven y te traigan en el coche oficial.

* Foto: E. PÉREZ Diario de Avisos

sábado, 21 de mayo de 2011

Y el domingo a votar...

No van a cambiar muchas cosas pero no estaría mal que el domingo se les diera un primer aviso. Votemos con indignación, con rabia, con escepticismo pero también con esperanza, con alegría y con orgullo. Y, por encima de todo, con libertad.

El único criterio acerca de la realización de la libertad es el de la participación activa del individuo en la determinación de su propia vida y en la de la sociedad, entendiéndose que tal participación no se reduce al acto formal de votar, sino que incluye su actividad diaría, su trabajo y sus relaciones con los demás.

El miedo a la libertad, Erich Fromm

La "democracia sin adjetivos" o las trampas del lenguaje


La democracia sin adjetivos de la que habla doña Esperanza y que, según ella, todos disfrutamos no es más que un espantajo, una fachada sin nada detrás, puro teatro. Por eso hablamos de democracia real, porque sin atributos, sola y desnuda, ya no vale nada, se ha prostituido. Esa democracia real implica un cambio de valores, significa cambiar la economía, cambiar la sociedad, cambiar el mundo. Dice la sabiduría popular que el necio confunde valor y precio.

De eso se trata. Llevamos mucho tiempo confundiendo el precio de los bienes materiales con su valor. Así no llegamos a ningún lado porque los recursos se acaban, las reservas se agotan y el consumo abotarga. Hay cosas intangibles, inasibles, inapreciables que tienen mucho más valor aunque también tengan un precio. Pero un precio justo, solidario, razonable. Habrá que armarse de paciencia y también de decisión para impulsar esta mutación estructural improrrogable. Un cambio que no puede venir de la mano de patronos, políticos, banqueros o tertulianos mediáticos desorientados, que no quieren ver lo que llega: ya no pedimos lo imposible como hicieron los del 68, LO CONQUISTAMOS.