Carmen Vela en su toma de posesión |
La
Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación,
Carmen Vela, publica un artículo en la revista Nature en el que
habla del futuro de la investigación en nuestro país. Se sabía que
habría tijeretazo pero, más allá de la reducción, lo que
sorprende son algunas medidas que tomará. Por ejemplo, la creación
de una nueva agencia de evaluación (por si teníamos pocas...) o qué
entiende por excelencia o calidad de los proyectos de investigación.
Si se liga el concepto a la obtención de resultados profesionales, laborales o empresariales (léase el mercado, el rendimiento económico de la inversión), mala
cosa.
Y en lo
que toca al campo de las Humanidades, qué significa eso de que sólo
se asignarán recursos a aquellos científicos que puedan demostrar
que están ampliando las fronteras de nuestro conocimiento. Las
fronteras del conocimiento se superan mandando una sonda a Venus o
descubriendo los secretos de las células cancerosas pero también se
rompen encontrando unos manuscritos inéditos de Góngora,
traduciendo un ensayo nunca vertido a nuestra lengua de Walter Benjamin o analizando la
pasión europeísta en el Viejo Continente (¿La hubo alguna vez... y
dónde...?).
Uno de los
mayores peligros que se corren con la necesaria comunión boloñesa
es la uniformación del conocimiento, la disolución del tradicional
saber universitario, crítico, independiente, polimórfico,
convertido ahora en una caricatura de sí mismo en la que la
tecnología educativa con todas sus caras se impone (programaciones,
guías docentes, cronogramas, anexos varios, coordinaciones,
tutorizaciones,... ¿Les suena...?).
Lo malo es
que junto a esta pandemia proyectista-reglamentista ha aparecido otra
dolencia aún más letal que proviene del campo de la mercadotecnia: la competitividad. La
Secretaria de Estado lo expresa con claridad meridiana. Aquí se
salvan los proyectos realmente competitivos, que están dando sus
frutos. Unos frutos destinados a mejorar la vida cotidiana de
nuestros ciudadanos. Parece que lo que quiere decir la señora Vela con realmente es que de sus ramas nazcan frutos en forma de dólar (mejor que de euros con la que está cayendo...). No olvidemos que la mejora de la vida de los ciudadanos no puede circunscribirse a lo material. Hay dolencias que no se curan con fármacos sino con medicinas para el alma (sea lo que sea esa entelequia...)
Más allá
de las protestas y del callado malestar de muchísimos investigadores
"letrados", lo que se debe hacer es mover ficha, proponer
que en esa nueva agencia evaluadora de la investigación que se va a
crear se distingan varias formas de investigación, todas legítimas,
unas más teóricas, otras más prácticas, unas más productivas en
el mercado laboral y otras más productivas en el mercado social,
cerebral, humano.
Un paìs competitivo es aquel que apuesta sin miedo
en todos los campos del saber, el que se asienta en un conocimiento
pragmático, utilitario, con un alto rendimiento económico que ha provocado un desmesurado desarrollo material de las sociedades industriales, y
el que descansa en la reflexión histórico-filosófica, poética,
psicológica o artística, con menor beneficio económico a corto
plazo pero con unas rentas inconmensurables, que obtienen su
fruto al madurar las jóvenes generaciones que hoy miran el
futuro con expectación y optimismo, como siempre ha hecho la
juventud, pero con un gran despiste mental, espiritual, humano.
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